¿Cuál es la mejor tierra para el cultivo exterior?
Para que cualquier cultivo produzca, hay dos elementos fundamentales: el agua y el suelo. Por diversos motivos, principalmente el hecho de que el agua es un recurso cada vez más escaso, se habla a menudo del riego y la gestión del agua en los cultivos. Sin embargo, a veces se pasa por alto la cuestión de la salud de los suelos, que es igual de importante. Encontrar la mejor tierra para el cultivo exterior es clave para obtener cosechas cuantiosas y de calidad. El suelo acoge las raíces de las plantas que cultivamos y, por lo tanto, un suelo mal trabajado o sin los nutrientes necesarios puede derivar en problemas como las escorrentías superficiales o una cosecha defectuosa.
Afortunadamente, en la actualidad, a las labores agrícolas tradicionales de preparación de los suelos para la cosecha, se suman diversas soluciones específicas para la tierra de los cultivos que nos ayudarán a corregir deficiencias o mejorar las cualidades del terreno.
¿Qué características necesita tener la mejor tierra para el cultivo exterior?
Como decíamos, una buena tierra en el cultivo exterior es esencial para garantizar una buena cosecha. Necesita tener una estructura adecuada capaz de retener la cantidad justa de agua y en la que las raíces de las plantas puedan integrarse, de manera que puedan crecer firmes y se mantengan derechas.
Además, la tierra debe tener los nutrientes que necesitan las plantas para crecer, solo así obtendremos cultivos saludables. Aunque no son los únicos y hay otros elementos también muy importantes, la FAO considera que los principales nutrientes para las plantas son el nitrógeno, para el crecimiento de hojas y tallos, y generar resistencia a las plagas; el fósforo, para la maduración temprana de semillas y frutos, así como para formar raíces y resistir sequías; y el potasio, que garantiza raíces y tallos fuertes, además de ayudar a distribuir los nutrientes por la planta.
La tierra de los cultivos exteriores se divide en tres capas: el humus, compuesto de diferentes productos orgánicos como hongos, gusanos o insectos; el suelo, que es donde van las raíces de las plantas y es la parte más fértil; y el subsuelo, que es por lo general menos fértil.
Para saber si un campo tiene la mejor tierra para el cultivo exterior, habrá que observar distintos elementos:
- El color y textura de la tierra – si es fértil, tendrá un tono marrón oscuro; si fuera de tonalidad clara, es que está demasiado seca, lo que podría deberse a una falta de nutrientes.
- Humedad – para poder sembrar, la tierra debería estar mojada, pero no empapada.
- Densidad – se necesita una textura suave, con la tierra suelta, ya que, si está demasiado compacta, dificultará la germinación de las semillas.
- Maleza y malas hierbas – si el campo no está limpio, no será efectivo sembrar, ya que estas hierbas “robarán” el agua y los nutrientes que necesitamos para los cultivos.
¿Cómo mejorar la tierra para el cultivo exterior?
Por lo general, para que la tierra esté lista para sembrar tendrá que ser fértil, drenar adecuadamente y contar con un pH un tanto ácido (entre 6 y 7). Pero, en realidad, la mejor tierra para cultivar en exterior dependerá del tipo de cultivo. Por lo general, si una tierra es fértil, dependiendo de cómo sea, se plantará un cultivo u otro según el que más se adapte a las características del suelo.
Para tratar la tierra de los cultivos, habrá que tener en cuenta cómo es el suelo. Hay diferentes tipos y, en consecuencia, se mejoran con métodos distintos:
- Suelo arenoso – necesita que se le añada materia orgánica y fertilizantes regularmente; se aconseja utilizar abono animal.
- Arenoso-arcilloso – se añade materia orgánica ordinaria.
- Arcilloso – materia orgánica y compost.
- Subsuelo ácido – se recomienda cultivar plantas que den sombra y mantener el suelo inundado.
Una vez sabemos qué tipo de tierra tenemos, se eligen las plantas más adecuadas para cultivar. Si hay alguna deficiencia, por ejemplo, un pH demasiado alto o falta de nutrientes, se ajustan con productos como los correctores de suelos o soluciones de bionutrición.
Además, hay que diferenciar entre tierra y sustrato. La tierra es el material que nos ofrece la naturaleza, mientras que el sustrato es aquello que aportamos a la tierra para mejorar sus condiciones. En la agricultura moderna, para obtener una buena producción, es indispensable el uso de sustratos y fertilizantes.
También es importante dejar “respirar” a la tierra, una sobreexplotación de los terrenos acabará con sus nutrientes y provocará una erosión que hará que dejen de ser aptos para la cosecha.
Si queremos trabajar con la mejor tierra en el cultivo de exterior, es importante conocer qué tipo de suelo tenemos y detectar posibles deficiencias. Decidir cuál es el mejor cultivo para esa tierra y, a partir de ahí, elegir bien la maquinaria que vamos a utilizar para el laboreo y las soluciones que queremos aplicar, además de hacerlo de manera adecuada.