Ya en 2009, en un foro organizado por la FAO titulado “Cómo alimentar al mundo en 2050”, se señalaban algunos de los retos de la agricultura de cara al año 2050. Desde entonces, poco han variado; si acaso, se ha añadido complejidad a estos desafíos del futuro y ha surgido alguno que otro nuevo.
En ese foro, se pusieron de relieve cuestiones como el aumento de la demanda de alimentos, el desafío en la gestión del agua y la escasez de este y otros recursos naturales, o el potencial de la bioenergía para cambiar las bases del sistema agrícola. Ya entonces, se asumía que la respuesta a todos estos retos de la agricultura pasaba por aumentar la productividad, no tanto con el incremento de las tierras cultivables como con el aumento del rendimiento y la intensidad de los cultivos. Además, se llamó la atención sobre la necesidad de invertir y destinar recursos, tanto públicos como privados, a aumentar las infraestructuras agrícolas, modernizar el sector, facilitar el acceso a la tecnología, mejorar la sanidad vegetal o incrementar los sistemas de irrigación, por mencionar algunos ejemplos.
Todas estas cuestiones siguen vigentes. Para encarar los retos a los que se enfrenta la agricultura si quiere estar en condiciones de responder a las demandas y problemas del 2050, resulta necesario empezar a aplicar o potenciar soluciones que incrementen la productividad de los cultivos, pero que lo hagan de una manera que sea sostenible medioambiental, social y económicamente.
Estos son algunos de los principales retos para la agricultura en los próximos años:
RECURSOS NATURALES
La agricultura no solo tiene que adaptarse para superar las consecuencias del cambio climático, sino que debe minimizar al máximo su impacto medioambiental para intentar frenar el cambio y frenar esas consecuencias. Entre ellas se encuentran la escasez de recursos naturales, como por ejemplo la falta de lluvia, o la irrupción de fenómenos meteorológicos extremos que afectan muy negativamente a las cosechas, como las sequías, inundaciones o heladas.
El modelo productivo de los sistemas agrícolas que adoptaron muchos de los países industrializados tras la Segunda Guerra Mundial ha demostrado estar obsoleto. Durante años, se produjo un notable incremento productivo con bajos costes, sin embargo, este modelo ha tenido un alto coste medioambiental, además de no haber resuelto los problemas de desigualdad económica y social que hay en el mundo. Es necesario, por tanto, un nuevo modelo que se apoye en la sostenibilidad y sea más equitativo.
INCREMENTO DE LA DEMANDA
La combinación de varios elementos como el crecimiento de la población, que se espera que sea de 9.100 millones de personas en el mundo para 2050, la urbanización o un aumento global del poder adquisitivo, ha hecho que se incremente la demanda de alimentos. Además, la agricultura no solamente se enfrenta al reto de tener que aumentar la producción de alimentos en un 50% hasta 2050 para poder alimentar a todo el mundo, sino que también se incrementa la demanda de cereales y otros vegetales para piensos o biocombustibles.
Si el sistema agrícola pretende ser más productivo, pero también sostenible, necesitará apoyarse en maximizar la eficiencia en todos sus procesos.
RELEVO GENERACIONAL
No es que sea un problema exclusivo del campo español, pero sí es cierto que todavía muchas de las explotaciones agrícolas en nuestro país son de carácter familiar. El reto de la agricultura, ante el envejecimiento de su población y la inmigración, es evitar la despoblación y el desmantelamiento del rural. Para ello, la agricultura necesita ser una actividad no solo viable, sino rentable, de manera que atraiga a las nuevas generaciones y sea una opción real de futuro.
MEJORA DEL SISTEMA AGRÍCOLA
El mayor reto al que se enfrenta la agricultura es el de situarse en la posición de poder afrontar todos los otros retos. Los retos de la agricultura obligan a trabajar en el cambio, en mejorar diferentes aspectos que den como resultado un nuevo sistema.
En general, y a nivel global, el actual sistema agrícola resulta mayoritariamente insostenible y desigual. Los expertos apuntan a que la agricultura debe aumentar la productividad, pero hacerlo allá donde se necesita y como es necesario que se haga. A pesar de que hay retos globales a los que el sector se enfrenta en todo el mundo, como luchar contra el cambio climático o satisfacer el aumento de la demanda, también existen realidades diferentes. La agricultura del futuro necesita adaptarse y ofrecer soluciones personalizadas que atiendan a la diversidad, ecológica y social, de cada territorio.
Para afrontar los retos de la agricultura, la industria debe abogar por las buenas prácticas, que incluyen la inversión en maquinaria e infraestructura, la formación de los agricultores, facilitar el acceso a la tecnología o mejorar la gestión de plagas y otros problemas de los cultivos, entre muchas otras. Es en esta última área en la que, en Tradecorp, aportamos nuestro grano de arena, ofreciendo soluciones para crecer en productividad desde las bases de la agricultura del futuro: sostenibilidad, eficiencia y rentabilidad.