¿El futuro de la agricultura en España es igual al del resto del mundo?


futuro agricultura

El sector agroalimentario se enfrenta a importantes retos en los próximos años. Los cambios globales a nivel socioeconómico y medioambiental afectan a los sistemas agrarios de todos los países del mundo, y España, evidentemente, no es una excepción.

De hecho, el enorme peso que tiene la agricultura en la economía española, y su estrecha vinculación con el tejido social y la salud medioambiental del país, hacen que esos retos y tendencias globales tengan todavía una influencia mayor en España.

Los retos globales afectan al futuro de la agricultura española en mayor medida debido a las características particulares de este sector. La agricultura en España es motor económico y clave para el sustento social y medioambiental del país, y al mismo tiempo, cuenta con problemas propios que convierten la necesidad de estar preparados para los retos del futuro en una prioridad.

La agricultura en España está en un momento decisivo de cara a afrontar el futuro con garantías. Por un lado, se encuentra en una posición de privilegio por la experiencia del sector y el lugar de dominio que ocupa a nivel internacional, siendo por ejemplo uno de los mayores exportadores agrícolas del mundo o un referente en agricultura ecológica. Pero, por otro lado, a los retos globales, se suma la necesidad de abordar una serie de problemas graves que no solo tienen consecuencias en el campo español, pero que a este le afectan en mayor medida.

Por ejemplo, uno de los grandes problemas para la agricultura en España es la baja tecnificación del campo y la falta de inversión en I+D. La falta de confianza en la innovación, que va a resultar fundamental para dar solución a los retos que se le plantean al sector, se refleja, por ejemplo, en el hecho de que más del 30% de las soluciones de productos fitosanitarios que se utilizan en España tiene más de 20 años.

En Tradecorp, nuestro departamento de investigación trabaja para revertir ese tipo de situaciones y ofrecer herramientas para que la agricultura en España pueda afrontar su futuro con confianza.

 

Retos globales para el futuro de la agricultura

En la actualidad, se están produciendo una serie de tendencias a nivel mundial que tienen una repercusión directa en el sector agrario. Como sector primario que es, la más importante para para la agricultura es el aumento de la población, debido tanto al incremento del índice de natalidad de algunos países como al hecho de que la esperanza de vida de las personas en todo el mundo es cada vez mayor.

El reto del cambio demográfico es sin duda el más importante para la agricultura, que se espera que tenga que aumentar su producción en un 70% para poder alimentar la población mundial que habrá en 2050. El auténtico desafío está en lograr cubrir estas necesidades de una manera sostenible, que respete el medioambiente y sea socialmente justa.

Otro de los retos globales importantes a los que se enfrenta la agricultura es el cambio climático. La limitación de los recursos naturales y la creciente erosión del suelo obligan a que el necesario aumento de la producción en la agricultura del futuro se asiente principalmente en un incremento de la productividad, y no en la sobreexplotación de los recursos naturales o el aumento de la superficie de cultivo.

El cambio demográfico y climático son los dos grandes retos a los que se enfrenta tanto el futuro de la agricultura en España, como en el resto del mundo. Pero no son los únicos. El progreso de la urbanización, que reduce la cantidad de superficie cultivable y es consecuencia de la despoblación y la desconexión entre campo y ciudad; los cambios político-económicos que se producen a nivel mundial, como la mayor influencia en la economía global de países como China, India, Brasil, México, Turquía o Indonesia, que suponen una mayor competencia y a veces no siguen los estrictos estándares que impone la Unión Europea; o la influencia de las modas en los hábitos de consumo, entre otros, son también cuestiones que la agricultura debe tener muy en cuenta de cara a seguir siendo un sector estratégico en el futuro.

Además, en el caso de los países miembro de la Unión Europea, también se deberá tener en cuenta el Plan de Recuperación, unos fondos abiertos a todos los sectores económicos, pero cuya recepción depende principalmente de cuatro ejes: transformación digital, transición ecológica, cohesión social y territorial, e igualdad.

 

Características de la agricultura en España 

Tal y como señalábamos al principio, la agricultura en España es un sector clave. Se sitúa como sector estratégico que aporta valor económico, social, territorial y medioambiental. Según el informe “El futuro del sector agrícola español” de PwC, con datos de 2017, la agricultura es la segunda industria más importante de España, solo superada por el turismo. Su facturación por entonces era de unos 25.000 millones de euros, teniendo en cuenta solo la producción vegetal; en total, la agricultura suponía alrededor del 2’7% del PIB, la proporción más alta de la Unión Europea a bastante distancia de Alemania, Italia y Países Bajos con un 1’9%.

El sistema de producción en España ha cambiado mucho en los últimos años, y la agricultura española, especialmente diversificada, ha conseguido destacar en áreas como la agricultura ecológica, que cuenta con un gran potencial. Destaca también como país exportador, especialmente de productos hortofrutícolas, donde España es líder europeo.

En cuanto a su impacto social, la agricultura empleaba en 2017 cerca de 750.000 personas, una cifra mucho más alta que la de países como Alemania o Francia; España es el 4º país de la UE en número de trabajadores del campo. Aun así, también cabe señalar el importante descenso que se ha producido en los últimos años: en el año 2000, la cifra de trabajadores del sector agrícola era de 882.000.

Uno de los retos específicos más grandes a los que se enfrenta el futuro de la agricultura en España es la falta de relevo generacional. Aunque la estructura empresarial es heterogénea, predominan las explotaciones pequeñas, eminentemente familiares, donde el porcentaje de edad en el que se encuentra la mayoría de trabajadores es el de mayores de 65 años.

Además, el campo español se caracteriza por la falta de formación, un problema de cara a aplicar y desarrollar las soluciones innovadoras necesarias para hacer frente a los retos del futuro. Solo un 2% de los trabajadores del campo español cuenta con formación completa, mientras que en Francia este porcentaje es del 29% y en Alemania del 15%.

A esto se suma la alta dependencia de las ayudas del PAC (Política Agraria Común). España es el segundo país de Europa que más subvenciones recibe, y el 83% de las mismas son pagos directos. Esto contrasta con el descenso del gasto en I+D que, en 2017, había disminuido en un 17%, mientras que de media en la UE-28 aumentó en un 37%.

Junto al componente económico y social, es importante también la vinculación de la agricultura española al medioambiente. Tradicionalmente, la agricultura ha servido para mantener y cuidar los suelos y otros recursos, sin embargo, los estragos provocados por el cambio climático son una amenaza especialmente grave para el campo español.

El futuro de la agricultura en España pasa también por encontrar soluciones que mitiguen y combatan los efectos del cambio climático. España sufre especialmente la amenaza de la erosión del suelo y la desertificación, así como los problemas de inundaciones y sequías, o el incremento de las malas hierbas y las plagas. 

La manera de afrontar todos estos retos con garantías pasa por soluciones para crecer en productividad, eficiencia y sostenibilidad económica, social y medioambiental.