Al ritmo que vamos, para 2050, de los 7.675 millones de habitantes que somos en el planeta, pasaremos a ser unos 9.100 millones. Según las cifras que ofrece la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), este incremento en un tercio de la población hará necesario el aumento de la producción alimentaria en un 70% y hasta un 100% en los países en desarrollo.
Para poder alimentar a la población del futuro, será necesario un aumento de la producción, pero los recursos son limitados y el sistema productivo actual no los aprovecha adecuadamente. Por lo tanto, ese sistema de producción es insostenible; si quiere cubrir las demandas del futuro, tiene que cambiar. Y la palanca para ese cambio es la agricultura sostenible.
Así pues, cuando se habla de alimentación y agricultura sostenible se hace desde un marco mucho más amplio que el de la protección medioambiental. En el ámbito de la agricultura, el mercado dispone de productos ecológicos desde hace tiempo; herramientas que echan mano de la innovación para mejorar constantemente, y que pasan exhaustivos controles que certifican que realmente son respetuosos con el medio ambiente. Pero el cambio que propone la agricultura sostenible es mucho más profundo.
La alimentación y la agricultura sostenible van más allá de la nutrición y la conservación del medio ambiente, e incluyen dimensiones económicas y sociales. La sostenibilidad se aplica al entorno, a los procesos de producción y distribución, a la gestión de los recursos o a las políticas de inversión y desarrollo; pero también al individuo, al consumo y al bienestar de las personas. Es por este motivo por el que ya se empieza a hablar de alimentación sostenible y saludable (ASS).
Alimentación y agricultura sostenible
Está claro que la agricultura es la base de la alimentación, por lo que, para que una sea realmente sostenible, también tiene que serlo la otra. Para que la alimentación sea sostenible, tiene que ser nutritiva, segura y proveer a todo el mundo, sin que nadie se quede atrás.
La ASS es un modelo de alimentación que pretende hacer frente a los problemas medioambientales y de salud relacionados con la producción y el consumo de alimentos. Respeta y protege los ecosistemas, además de luchar contra el cambio climático, y también respeta la cultura y la integridad de las personas, promoviendo una alimentación saludable y segura desde una producción y un consumo responsables.
Conceptos como el de la agricultura sostenible no son nuevos, pero ahora resultan imperiosos para afrontar los retos planteados por el cambio climático y demográfico. Ya en 1993, lo que entonces era el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación lanzó una guía sobre “Agricultura sostenible”. En ella, se recogía la definición que el químico Eldor Paul da de agricultura sostenible: “es un sistema de producción agraria conservador de recursos, ambientalmente sano y económicamente viable […] debe reconocer los valores humanos, suministrando alimentos de alta calidad y manteniendo a la familia agricultora y a las comunidades rurales como parte de un sistema saludable”.
Por entonces, hace casi dos décadas, se asociaba la agricultura sostenible a un sistema “alternativo” que principalmente se centraba en la obtención de alimentos a través de la utilización de factores productivos -fertilizantes, fitosanitarios, etc.- que incrementasen la eficiencia y a la vez fueran saludables para las personas y el medio ambiente.
Hoy en día, la agricultura sostenible forma parte de una voluntad más ambiciosa: la del desarrollo sostenible. La presentación en 2015 de la “Agenda 2030 para el Plan de Desarrollo Sostenible” de Naciones Unidas, que marca diferentes objetivos de sostenibilidad que se han extendido a los gobiernos de los países de la Unión Europea, supuso la primera llamada de atención a la necesidad de un cambio urgente en el modelo productivo.
El desarrollo sostenible abarca distintos ámbitos, pero uno de los centrales es la apuesta por un modelo productivo sostenible y, por extensión, por una agricultura sostenible.
En sus estrategias para el desarrollo sostenible en materia de alimentación y agricultura, la FAO se marca tres objetivos claros: hambre cero, alimentos nutritivos y prosperidad colectiva, lo cual incluye el crecimiento económico de los agricultores.
De cara al futuro, hay tres mensajes que la organización de Naciones Unidas quiere lanzar:
- La necesidad de invertir en agricultura sostenible y sistemas alimentarios, así como en la población rural. La FAO establece que hay una clara relación entre el crecimiento de la agricultura y la erradicación del hambre y la pobreza. La agricultura no solo alimenta, sino que también proporciona ingresos y puestos de trabajo.
- Es necesario atender las necesidades de la población rural, implantar medidas para mejorar las condiciones de producción y de vida de los pequeños agricultores.
- Erradicar la pobreza y el hambre es posible con el trabajo conjunto. Hacen falta programas sociales e inversión, y la promoción de la alimentación y la agricultura sostenibles debe ser una prioridad.
Soluciones para una agricultura sostenible, saludable y segura
En Tradecorp nos sumamos a esa voluntad de cambio que se ha de desarrollar a partir de un sistema de producción sostenible y justo. Aportamos soluciones que apuestan por la agricultura sostenible, que es respetuosa con el medio ambiente, saludable, segura y rentable.
Desde la experiencia y la investigación, ofrecemos soluciones para crecer de una manera más eficiente, inteligente y respetuosa con el entorno y con las personas. Soluciones necesarias para resolver esa complicada ecuación que plantea una población del futuro que demanda mayor productividad sin renunciar a la calidad. Siempre y cuando la producción alimentaria no destruya el medio ambiente. Soluciones para crecer, en un mundo mejor.
Fuentes:
https://www.mapa.gob.es/ministerio/pags/biblioteca/hojas/hd_1993_07.pdf
https://www.fao.org/3/i7454s/i7454s.pdf