Agricultura protegida: ¿Qué es y por qué es importante?


Agricultura Protegida - tradecorp

En la práctica, el concepto de agricultura protegida, también llamada “agricultura de ambientes controlados”, no es nada nuevo. Desde mediados del siglo XX se utilizan técnicas para controlar diferentes condiciones ambientales que afectan a los cultivos.

Sin embargo, en los últimos años, se han producido desarrollos tecnológicos que han contribuido a perfeccionar estas técnicas.
Ante un futuro de la agricultura para el que se necesita encontrar el equilibrio entre el aumento de la productividad y la sostenibilidad, la agricultura protegida se presenta como una de las posibles soluciones.

¿Qué es la agricultura protegida?

Se considera agricultura protegida al uso de determinadas técnicas para controlar los efectos de factores ambientales como la luz, humedad, temperatura, vientos, granizos o diferentes plagas, entre otros, y minimizar así sus efectos sobre los cultivos.
Los clásicos invernaderos son una de las técnicas que se utilizan en la agricultura protegida, pero hay otros métodos como el uso de túneles y mallas.
Los túneles, que pueden ser microtúneles o macrotúneles según su tamaño, son una hilera de arcos que se coloca sobre las plantas y que se cubre con una malla o un plástico. La diferencia con los invernaderos es que no cubren los laterales; están pensados simplemente para proteger los cultivos de condiciones climáticas externas como el exceso de lluvia o el granizo.
En cuanto a las mallas o las “casas sombra”, se trata de estructuras metálicas cubiertas con una malla que permite la entrada de lluvia, pero no de insectos, pájaros o granizo, por ejemplo. Además, con ellas se regula la entrada de calor; se mitiga el exceso de radiación solar, y se mantiene algo de calor en las noches frías.
En los invernaderos, se cubren las estructuras metálicas hasta abajo. Se utilizan plásticos u otros materiales translúcidos que permiten la entrada de luz, pero no de agua. Lo que se pretende es reproducir determinadas condiciones climáticas que son más adecuadas para el desarrollo de ciertos cultivos.
En estas condiciones de protección, resulta más sencillo el control de las condiciones de cultivo de las plantas, lo que facilita la aplicación de técnicas relacionadas con las nuevas tecnologías, como la monitorización y el análisis de datos, la climatización controlada o la automatización del riego.
Con estas técnicas se pretende tener un mayor control sobre el microclima que rodea a la planta y, con ello, poder ajustar las condiciones de cultivo según las necesidades de la especie durante su desarrollo.

Beneficios de la agricultura protegida

Gracias a la gestión de las condiciones ambientales, se aumenta la eficiencia y, en consecuencia, se incrementa la producción, la rentabilidad y la calidad de los cultivos, además de contribuir de manera notable a la sostenibilidad de la agricultura.
Según el presidente de la SMEAP (Sociedad Mexicana de Especialistas en Agricultura Protegida), con la implantación de técnicas de agricultura protegida es posible, dependiendo del cultivo, obtener “hasta un 60% de ahorro de agua” y, por ejemplo, en el cultivo de tomate se llega a “alcanzar un rendimiento hasta 35 veces superior en la agricultura protegida que en campo abierto”.
La gestión controlada de la agricultura no solo permite minimizar daños y errores, sino que también abre la puerta a la innovación y la búsqueda de la mejora continua. El objetivo es aumentar la eficiencia para obtener mayores y mejores resultados.
La agricultura protegida permite un uso eficiente del agua y de los suelos, así como de los productos fitosanitarios. De este modo, se produce un menor impacto en el planeta, haciendo que la agricultura sea más sostenible.
Al reducir la vulnerabilidad de la agricultura frente a agentes climáticos y otras amenazas, la productividad de los cultivos se mantiene elevada y constante. Además, la agricultura protegida ofrece la posibilidad de disponer de productos fuera de temporada, una mayor disponibilidad en cuanto a cantidad y también a variedad.
El aumento de la productividad no está reñido con el mantenimiento de altos estándares de calidad. La agricultura protegida permite un mejor control sobre las condiciones sanitarias y fitosanitarias de los cultivos, y evita daños.

Esto ayuda a cumplir con las cada vez más exigentes demandas y requisitos de los mercados en cuanto a seguridad alimentaria.
Para la implantación y gestión de las técnicas y sistemas que se utilizan en la agricultura protegida, es necesario el aumento de la mano de obra. Por tanto, otra de las ventajas de la agricultura protegida es la generación de empleo.
Una mayor eficiencia y productividad de los cultivos, sumado a la generación de empleo y al cumplimiento con las demandas del mercado, hacen que la agricultura protegida responda a una idea integral de sostenibilidad. Tanto en el sentido medioambiental, como en el económico y en el social.

Por ese motivo, puede ser una buena herramienta para contribuir a un sistema agroalimentario autosuficiente y sostenible más que necesario en los próximos años.